Poema para una rresoluzion

De: Diana Moreno

oi e dezidido escrivir igual
qe las personas qe aun no sospechavan
qe se podria yegar a azer un dogma
hincluso de la palavra

Poema para susurrar al oído de un poeta insensible

De: Chica triste (muy triste).

Ahora mismo soy un cadáver.
Aunque respiro,
aunque mi corazón maltrecho todavía palpita,
aunque se mueve dentro de mí esa fragilidad líquida
que llaman sangre,
ahora mismo soy un cadáver.
Un cadáver
solo.
(Que es peor aún que un cadáver, a secas).

Los poetas, si quieren, también pueden hacer mucho daño.
Además de belleza.
O de pretendida belleza, claro.

Sí, es cierto:
la ironía, ahora mismo, no sirve para nada.
No sé por qué quiero consolarme
tan tontamente.
Un cadáver ya no necesita consuelo.
Y ahora mismo
no soy otra cosa que un cadáver
roto, frío, leve.
Pensante.
Un hermoso cadáver de mujer virgen de veinticuatro años recién cumplidos
que no puede dejar de pensar en un poeta insensible.
Un cadáver estúpido,
que no supo aprovechar su tiempo.
Cuando el tiempo importaba.

Ahora mismo es demasiado tarde para descubrir
que la belleza y el dolor
son perfectamente compatibles.

Poema para Hopper

De: Luis Llorente Benito

En un cuadro de Hopper
me tomé un café contigo.
La sombra de la taza y al fondo las sombras de la vida en tus ojos que me hablan.
El azúcar: sólo gasto medio sobre.

Cuándo las raíces del deseo.
Ahora florece una pregunta en mi lengua de cal.
Escribo un poema
para evocar una conversación sin descendencia.
La cucharilla se está borrando.
No hay nadie. La mesa está vacía.
La música del bar no consigue envolverme.
Odio los 40 principales. Y hay 40 sombras.

Poema para el recuerdo




Tu piel,
sus salas de espera.

No recordarte más que como
una traducción:
acantilados, mareas,
como algo al fondo.

Y que todo cuanto pisemos
anuncie
el final de nuestro misterio.


Poema para el viaje

de: Víctor Balcells Matas
(Transcripción de lo dicho por unas traductoras simultáneas Portugués-Español)


El amor de los niños absurdos,
la compulsión de la deambulación y la calle para el horizonte,
el alegre andante, porque Lisboa es una aventura
y el trazo es el primer paso del viaje.

Poema para la silla

De: Luis Enrique Forero


El que sobre ella se sienta

sabe tan poco de ella

como ella de quien se sienta sobre él:

otra ella

de piernas convexas.

Poema para el domingo

De: Standstill

La vida es domingo.
Canción sin fin.
noche de estrellas
y un rato en el jardín.

Poema para Jaime Gil de Biedma

De: Luis Llorente Benito

Qué quiso decir con Las personas del verbo.
Cernuda escribió
por quietas amistades de sillón y de gesto
y Gil de Biedma
lo leyó desde sus Moralidades
y lo interpretó a su manera.
El whisky, la noche, la soledad
de un hombre ciertamente Inteligente
capitán de su generación sin ser capitán
en Barcelona. Gil de Biedma
y una noche triste de octubre, 1959.
Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.

Definitivamente
parece confirmarse
que media España de poetas
ha bebido su licor
y ha vomitado las mismas cicatrices
y los mismos latidos de fatiga anticipada
porque los más vagos son mejores que Kavafis.
Ya no quiero el sol
ni mirar margaritas pudriéndose
ni besos encallados en el miedo de un rincón.
Ahora el día nos trae una pregunta
y empieza una sonata redentoria
porque todavía debo quitar rosas en el poema.

La belleza de las calles frías
y el olor a muerte borrada
y a pan de ángel
ebrio de vuelos altos
y aterrizajes forzosos y forzados
contra la ciudad indolente y hermosamente sucia,
y gris como una gota de esperanza
que se abre en dos mitades de repente.
Las tiendas, las papeleras, los bancos, las ventanas, los cigarros aplastados,
los parques, el hospital, el cementerio,
las iglesias y los restos de la lluvia reptando en la fachada
de un inmenso edificio de oficinas
y la vida al fondo como un simpático compás
anunciando el clamor de la victoria o la derrota
porque al fin y al cabo da lo mismo.

Mirad los tiernos nudos de los árboles
exhalarse visibles en la luz
recién inaugurada.


La ciudad late
y yo escribo este poema
contra Jaime Gil de Biedma y sus sombras profanadas.

Poema para la colonia

De: Víctor Balcells Matas

No seremos aquellos que se quejan
por el olor del mercado, de noche,
mientras nos damos besitos.

Nuestra colonia es barata,
Si se termina compraremos más.

Pero llegará un día,
un despertar
en el que estaremos desprotegidos,
cada uno sin su colonia,
y será hermoso descubrir, entonces,
que a pesar de todo
nos queríamos
porque oliamos igual.

Poema para Marzo

De: Luis Llorente Benito

Esperarte en largas avenidas de marzo
como un ojo oscuro en los fríos muros del silencio.
La soledad de estar entre el pan y la noche.
Ayer,
mientras estabas conmigo sonriendo,
y mañana no es mañana
en la piel de tus muslos blancos y tus mordiscos
donde me llevas lejos,
por casi el mar te encuentro,
a casi la voz de la luna cristalina. Y la lluvia.
Has estado recordando
el alfabeto de un mundo
sin saberlo,
y quién tiene después
a pesar de todo
miedo. Esta lengua
no taladra las paredes de tu casa,
pero escribe el tacto de una luz en la ventana,
el poema
que nunca conocemos previamente.
Y es mi cuerpo y el instante abandonado
gris como tus párpados azules:
las alas del insomnio en otro insomnio.
Yo te miro
y quiero ver más allá de tus ojos
el perfume letal de la noche
empezando transparente, empezando
en estos dedos húmedos
y preguntando al sol de los relojes.
La noche es esta partida de ajedrez
donde celebro el vértigo y tus espejos me miran tímidamente.

Escribir se hace extraño ahora:
todavía no te tengo sin tu cuerpo.

Poema para una vegetariana

De: Ane González Ruiz de Larramendi


La vegetariana amateur
no irá al cielo

pues... por la mañana
abrió la nevera
y se comió el pato.
Y su villanía llego
a un punto tan alarmante
que en vez de arrepentirse
esperó
a otro comensal
sonriendo canalla
al compartir crímenes
contando con el silencio cómplice
de la mesa.

Poema para la mujer barbuda

De: Luis Forero

No se ofenda
pero cada vez que la beso
me acuerdo de mi abuelo.

Poema para la casa de (mi) infancia

De: Luis Forero


Guárdame –allá, al fondo-
las grúas de juguete
y los vestidos de la abuela.
Vuelvo en un rato.

Poema para irse

De: Víctor Balcells Matas

Tú eres así. A veces
tienes que desvanecerte
y sólo sabes hacerlo hacia atrás.

Poema para la gravedad

de: Daniel G. Verzoletto


Te digo
cuando saltes
verás
q
u
é
r
á
p
i
d
o
l
l
e
g
a
e
l
suelo.

Poema para un canalla

De: María De Miguel


Me acojona la luna
Me has dicho.

Poema para los que se besan cuando estoy mirando

De: Daniel G. Verzoletto

Ella te mira
y te considera el mejor
yo sueño con las ruinas de Beirut
porque a mi me miran
las amantes
como a una curiosidad que ha pasado
tropezando.

Poema para un esclavo

De: David Vegue

Leo en la prensa
que de ti procede
la mayoría de las músicas
importantes del sigo XX.

Es hora de pagar las deudas.
Que sea la música la que haga ahora
el trabajo sucio
en los rincones más oscuros.

Así es como nos enamoramos
en este siglo XX.

Poema para la culpa

¿Es por mi culpa
que un guisante en la cama
no te dejara dormir?

Poema para lo delicado

De: Víctor Balcells Matas

Los poetas son como el color amarillo.
Están en la baja frecuencia de la vida.
Tiemblan.
Y si los miras fijamente se vuelven
grises.