De: David Vegue
Lezama Lima pedirá a Cortázar
sus ojos y su boca
acaso una opinión,
el primer animal visible de lo invisible
que es la luz,
y su mano que no es de este mundo
sobre las páginas y su don.
Cortázar aceptará. Días
más tarde, rodeado de horas
preguntará al autor
sobre el peculiar uso
-sombras, danza, dirá-
que hace de las comas.
Lezama Lima saciará su hermosura.
Soy asmático. Pongo las comas
según el ritmo
implacable
de toda
mi respiración,
para que yo pueda leer
lo que escribo sin ahogarme.
Que sea igual con la ciudad, con el amor.
3 comentarios:
Anécdota literaria, ciudades y cuerpos. Mi combinación fetiche.
(Buen poema)
Saludos.
Llego a esta entrada años después de ser publicada, con el propio pulso de mi respiración. me ha encantado. ¿De quién es, por favor?
Un abrazo,
Lola
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