Dieciséis microrrelatos para un poema

Por Àlex Calero

-1- Algunos escriben apretando las nalgas, temerosos de si transmitirán correctamente La Idea. Nunca se desprenden del esbozo para dar cuerpo a su roca indefinida. Se abrazan a él como niños con lágrimas en los ojos, temerosos de quedarse sin tejido literario. Para ellos la literatura es algo que usan. Yo soy transmitido por la idea; la literatura es algo que me abusa. Es mi reacción alérgica al mundo.

-2- Has andado por mis ojos muchas veces; te has tropezado en sus dunas una y otra vez pero siempre has vuelto, persiguiendo alguna suerte de espejismo verde. Sabes que no soy un hombre de madera roja, gorrión en la ventana o lavanda en la almohada; soy árido como el asfalto, seco como el mañana. Sabes que soy un impostor y que muero por dentro. Me conoces; por eso no quiero volver a verte.

-3- A Samantha le encanta su vida. Ahora anda por Park Avenue con 23rd street clavando, con cada paso, todo su lujo en los adoquines. En su ser se concentran la fragilidad de su gracia y la agresividad de su dignidad. Sabe cómo funcionan las cosas, conoce el negocio, she’s done the math. Lo tiene todo calculado; desde la punta de su meñique hasta su jubilación. Cuando llegue a casa comerá una hoja de lettuce e irá corriendo a provocarse el vómito ante el retrete, al que confesará todos sus pecados.

-4- Siéntese en su butaca. Póngase Beethoven. Enciéndase un lujoso cigarrillo largo. Adagio molto e cantabile. Phillip Ludwig van Morris. Acaricie el cuero de los reposa brazos. Cierre los ojos mientras se le eriza la piel. Sí... eso es comodidad, eso es bienestar. Atesore cada instante de armonía cósmica, le servirán en el futuro. La vida es desagradable, necesitará recordar momentos como éste cuando vomite existencia hasta La Náusea.

-5- Lo siento, tengo la fibra sensible irritada. He enrocado el corazón con el páncreas. Mal jugado. He dejado el hígado en la caja de las fichas. Por riñones tengo alfiles; me drenan. No me quedan peones y la reina está borracha. Soy presa fácil. Jaque mate y a la estantería.

-6- Estornudando en la planta de arriba me acordé de Méndez. Méndez murió. Estaba subido a una grúa extensible reparando el tejado del almacén de entrada cuando, sin darse cuenta, pisó un controlador y el aparato se estrelló contra el techo. No se sabe cómo, la sacudida puso su cuello entre la barandilla de la grúa y una colosal biga de titanio. Con la vista al suelo, se fue asfixiando lentamente. Veía pasar operarios abstraídos con la mente llena de referencias, cajas, componentes electrónicos. No podía llamar su atención -por aquello del cuello y la barandilla-, así que tras un rato murió, asfixiado por una medida de seguridad. Qué tontería.

-7- Anoche sentí a tu lado aquél extraño extravío del corazón sobre el que tanto se ha escrito. Tuve tanto miedo… quise cerrar los párpados con fuerza hasta llorar sangre y dejarme caer en mi vacío, pero en lugar de eso extendí las manos, te ofrecí nuestros recuerdos, me alegré por ti, me fuí con una sonrisa, el pasado entre mis huecos, sin corazón, “que seáis muy felices”. Tú has pasado página y yo resbalo por el lomo del libro. Sin tus coordenadas estoy perdido.

-8- Necesito gente extravagante que se ría de los estetoscopios, la obstetricia y las obsesiones, que claven los ojos en el corazón de la noche y se estremezcan con las mismas tonterías, que me llamen “loco” desde la locura, espíritus frágiles con epitafios recorriendo sus espinas dorsales, púlsares agónicos con sonrisas hiperbóreas, mentes absurdas, geniales, que te saquen de quicio con sus pataletas al tiempo que te fascinen con sus cicatrices, que sueñen en un mundo mejor donde te puedas agarrar a las farolas honradamente para evitar caer en el cielo, que rían ante lo sarcástico del arcoiris, que tengan calambres en el centro de la adrenalina, que veneren sus zapatos y nunca le pidan perdón a Diós. Hoy el mundo es una vejiga de vaca muerta. Os necesito para reírme de su pestilencia.

-9- El pueblo donde vivo está lleno de gente que grita y dobles de famosos. Son tan parecidos a las ficciones que los auténticos interpretan que temo darme la vuelta y encontrar el objetivo de una cámara. Hay un hombre cuyo parecido a John Cleese es escalofriante y acabo de descubrir a un obrero igualito a Bill Murray. Ahora le estoy viendo comer, rodeado de figurantes. El pobre no sabe que está atrapado en el tiempo. El alcalde es clavado a Pepe Rubianes, pero no tiene puta gracia (Diós, ¡cada gesto calculado para retratar a Bill Murray!). Acaban de entrar los Señores del Hotel de Señores. Son viejos, visten caro, fuman en pipa y beben Coca-Cola (un tic de los años ochenta). Son tres, como no podía ser de otra manera. Sólo los ves de dos en dos cuando hacen negocios; para socializarse necesitan, como mínimo, triangular sus miradas –aunque incluso cuando hablan de bodas de nietos parece que estén fusionando empresas. No han tardado en apurar sus refrescos y levantarse, como repelidos por el ambiente. Por mi parte yo ni busco a Klamm ni sé de agrimensura; soy sólo un figurante más de ésta estúpida farsa que es la vida, que se pregunta si tendrá sentido seguir escribiendo cuando Bill Murray se vaya. En cuanto a la gente que grita…

-10- Hasta ahora siempre he pensado que los poetas son gente que no entiende nada y se esconde en la métrica y la críptica, temerosos de ser descubiertos. Ahora sé que nadie entiende nada.

-11- Es un algo en un gesto; como un sentir con el torso agarrotado.
Un cachito de realidad se desprende del marco -ya volverá. Una melodía. Tres acordes. La misma melodía. Tres acordes distintos. Hay una inmensidad donde cuatro voces entran y, con los primeros graves, se van. Entran la torsión y la distorsión, la ingravidez. One of the wonders of the world is going down, is going down I know.

-12- Hay montañas lejanas a lo lejos con lagartos largos y larvas lánguidas de lombrices sin labios que leen libros lila sobre montañas lejanas a lo lejos con lagartos largos y larvas lánguidas.

-13- Quizás un día haya leído el libro que me acabo de leer. Quizás haya amado a la persona que acabo de amar. Quizás haya escuchado la canción que acabo de escuchar. Quizás haya andado el camino que acabo de andar.

Quizás un día haya recordado lo que acabo de recordar.

-14- A ratos siento que si me siento y pienso sobre el pasado se me caerán los años sobre la cabeza y terminaré sepultado entre autobuses, ramos de pascua y push-pops. Es mejor no sentir. No sentarse. No pensar. Estar de pie indefinidamente sin nada más que hacer que mantenerse vivo entre calamares. Los calamares me gustan.

-15- Ambigüedad. Pastanaga.

-16- Me gusta esto de escribir. E. S. C. R. I. B. I. R. Se juntan letras y tienes palabras, juntas palabras y listos. Soy un bombo de lotería, accionado por un simpático chimpancé del Barça, que escupe palabras sin pedir nada a depósito.

Me gustaría que abrieras tu pequeña taquilla, aquella que tienes entre el sueño y la vigilia, y te hallaras arrollado por cientos de palabras pequeñitas de aquellas que no se entienden mucho, como “limón”, o “floripondio”. Quiero verte morir asfixiado por la corriente, la deriva, las palabras.

No hay comentarios: