De: Purificación Jiménez Herrero
Justo cuando suba la marea, pasa,
entre labios y puertas cerradas, en mitad de la despedida.
Entre el humo de dos o catorce cigarros,
escúchame sólo a mí, al que nada dice y siempre te espera.
Entre abrazos y dudas, en la mirada esquiva,
déjame que te regale la pausa,
la respiración,
y cuéntame sólo a mí cómo afrontar
tanta insolencia.
Poema para el que espera en silencio
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