Poema para cuando personas amadas prefieren a los otros antes que a nosotros

Estabas junto al arco de Galerius.
Púrpura como los emperadores
los cardenales, los zares,
tu falda era corta y sugerente.
Pero un villano tomó tu cintura
y te llevó al Burger King.
¿No entendiste mis mensajes secretos?
Te los mandé con los ojos
para que nos encontráramos en el
aseo público de hombres.
Bajé ilusionado hasta el
retrete. ¿entiendes eso?
No estabas tras las puertas
dispuesta a sorprenderme.
Al tirar de la cadena
sólo descubrí a la empleada de la
limpieza hablando con su novio
(en griego)
(por el teléfono móvil).
¿Qué haces? le dije en inglés correcto.
No me hizo caso alguno,
su novio lo absorbía todo,
él era la plenitud.
Pensé en destrozar el baño público
en hacerlo estallar
en mil pedazos,
pero una imagen de la virgen
me detuvo.
Sinceramente,
me pareció decisiva
su intevención. Fue
la salvación.
Y además,
ella, la virgen
María
(oh, mi dulce amada
a través del rayo
ocelado)
era
claramente
más
guapa
que
tú.

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